La nueva New Balance Fresh Foam Beacon llega al mercado con muchas incógnitas y algunos prejuicios. Mientras que la saga Boracay no ha terminado de funcionar, desde la marca americana parecen empeñados en pelear por el segmento de zapatillas de construcción aparentemente sencilla, con mucha amortiguación, un drop reducido y un corte superior limpio. Efectivamente la definición encaja con la estupenda Saucony Kinvara 9 e incluso la preciosa Saucony Freedom ISO 2 se ha sumado con bastante aceptación a lo que en la jerga zapateril se conoce como "natural running".
Aunque como teórica predecesora de la FF Beacon puede considerarse a la Fresh Foam Boracay v3, hay muchos cambios, incluyendo una reducción alrededor del 20% en el peso de la protagonista. A simple vista destaca un corte superior muy limpio hecho de una malla tejida que si bien se adapta bien al contorno del pie, puede presentar dudas acerca de la transpiración con temperaturas altas y/o tras un uso largo e intensivo. Tal es la ausencia de elementos que además de la típica "N" reflectante del logotipo de New Balance, solamente se encuentran unos rombos alrededor de los ojales que cumplen una función más bien estética.
Como cabía esperar en la FF Beacon la imponente mediosuela está hecha de una pieza de la última evolución del compuesto Fresh Foam que jugando con la geometría de los diferentes hexágonos conforman una estupenda relación entre amortiguación y respuesta, aunque sin llegar a los extremos de la estupenda Fresh Foam Zante v4. Llama la atención que la suela ofrece contacto total con el suelo y únicamente presenta refuerzos en las zonas típicamente más expuestas al desgaste, lo que genera cierta inquietud acerca de la durabilidad real. Habrá que esperar a la experiencia de corredores independientes para poder dar el visto bueno definitivo.
