La nueva New Balance FuelCell Propel es la segunda de la presente hornada de zapatillas de la marca de Boston (tras la rápida FuelCell Rebel) donde el compuesto estrella FuelCell es protagonista. Se encuadran en ese terreno ambiguo entre zapatillas mixtas y rodadoras ligeras, un segmento donde la propia New Balance oferta modelos con Fresh Foam (Beacon v2) y con RevLite (890 v7). Se supone que el compuesto FuelCell reemplazará al veterano RevLite y que Fresh Foam tiene más recorrido y tacto más blando, pero parecen demasiados modelos que podrían despistar a un potencial comprador.
Al ser un modelo nuevo no se puede hablar de predecesor, pero quizás la zapatilla más parecida sea una FuelCell Impulse que apuntaba maneras pero no terminó de cuajar. Estéticamente la FuelCell Propel recuerda a la Adidas Ultra Boost 19 por la configuración tipo botín con una generosa lengüeta y la extensión vertical en la parte trasera para la protección del aquiles. Algo característico de los nuevos modelos FuelCell es la serie de cosidos en fibra (Trace Fiber) para reforzar la consistencia de la parte media y ofrecer un mejor ajuste, una solución parecida a la vista en la parte trasera de la voladora Hoka One One Carbon X. Ojo con el ajuste porque el ojal más cercano al tobillo no lo es tanto y pudiera dar algún problema en este sentido.
La mediosuela de la FuelCell Propel es la estrella de la zapatilla donde la tecnología del compuesto FuelCell asegura un mínimo (según New Balance) de un 39% más de rebote que el clásico RevLite, así que habrá que esperar al veredicto de probadores independientes para poder confirmar tal anuncio. La suela tiene un diseño diferente a lo visto en las zapatillas de la marca americana con un gran surco longitudinal (que recuerda al de la Asics Gel Cumulus 21) y un único transversal en la zona delantera que debe promocionar la flexibilidad para conseguir una transición suave y rápida. En las zonas más expuestas al desgaste abunda la goma N-Durance™ para incrementar la durabilidad.