Bastante continuista se presenta la Brooks Levitate 3 cuando las dos ediciones anteriores no han estado a la altura de las expectativas en cuanto a ventas. En un momento donde las marcas aligeran sus zapatillas, Brooks opta por aumentar el peso en la Levitate 3 pese a que lo mantuvo más o menos igual en la renovación del modelo "convencional" más parecido, la popular Glycerin 17. De cualquier manera, el peso no parece ser el principal problema para el asentamiento de la colección Energize de la marca americana (que acaba de renovar tanto Bedlam 2 como Ricochet 2) sino un precio de zapatilla de calle ("sneaker") que no termina de cuajar en entornos más deportivos.
El corte superior aglutina los mayores cambios respecto a su predecesora Levitate 2 que básicamente se puede resumir en un mejor ajuste con la evolución del tejido utilizado, mucho más transpirable en la parte delantera y que se ayuda en ambos laterales del logo termosellado (sobredimensionado respecto al que llevan otros modelos como la conocida Ghost 12) para una mayor consistencia del conjunto. La lengüeta es significativamente más corta y está mejor integrada permitiendo una sujeción segura y cómoda con la presión personalizada de los cordones. Se ha incrementado el acolchado alrededor del tobillo y llama la atención la cincha posterior (típica en zapatillas que buscan calzarse rápidamente como en las transiciones de triatlón) cuya presencia hace pensar en dificultades a la hora de calzarla.
El resto de la Brooks Levitate 3 se mantiene muy parecido (cuando no idéntico) con la mediosuela hecha de compuesta DNA AMP que promete un gran retorno de energía que no parece suficiente en la era de las suelas con placas de fibra de carbono y zapatillas ligerísimas. La suela tampoco cambia y mantiene un diseño con grandes surcos con forma de flecha en la parte delantera para favorecer una transición más rápida, si bien no cabe esperar que plante cara en este sentido a una más liviana Launch 6.